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Mostrando entradas de mayo, 2006

Rabiando bajo la lluvia

El martes me atreví a dar un paseo entre clase y clase a pesar de la lluvia. No es una gran muestra de valor, ya que salí protegido con un paraguas, pero salí en cualquier caso con el objetivo de hacerme con el segundo tomo de Yotsubato! (obra publicada en España por Norma Editorial, ¡Yotsuba!, y que les recomiendo). Al llegar a la puerta de la tienda de segunda mano, encontré una de las dos posibilidades que siempre ofrecen las tiendas en ese tipo de días: el paragüero común en la entrada. Paragüero que se encontraba sospechosamente vacío, pero no me lo pensé dos veces e introduje mi paraguas para no ir chorreando por el interior. Craso error. Después de comprar el tomo, vi que otro cliente tampoco se lo había pensado dos veces a la hora de hacerse con mi paraguas. Tengan en cuenta que los hurtos no son algo normal en Japón, la gente no suele tocar lo que no es suyo, aunque sea dinero olvidado en el tren. Así que me tocó volver rabiando bajo la lluvia y sospechando de c

Pasajeros al tren (no lo intenten en casa)

No se puede decir que hayamos tenido una semana falta de acontecimientos. El que les voy a relatar sucedió entre la visita a la concurrida exposición de la pintura de Leonard Fujita en el Museo de Arte Moderno de Tokio en su último día, y la intempestiva invasión de un ejército monárquico de hormigas, repelida aspirador en mano, que sufrimos el domingo pasado. Fue durante el camino de vuelta a casa en tren expreso que, pocos metros antes de una estación, alguien se tiró a la vía. Ya saben que Japón es uno de los países con un mayor índice de suicidas del mundo y, aunque fue mi primera vez, este tipo de situaciones están a la orden del día. El conductor anunció un frenazo de emergencia debido a "un accidente en el que está involucrada una persona"; el tren paró, las cabezas se giraron para mirar por las ventanillas, los vecinos salieron a las ventanas, y los empleados de la compañía recorrían el tren buscando por debajo de los vagones sólamente armados con una linterna

El infinito puesto en pie

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Ya pueden desde sus casas escuchar, grabar y distribuir gratuitamente entre sus amistades El infinito puesto en pie , la maqueta que grabé en el Estudio de Grabación Séptimo Cielo el año 2000 con la colaboración de The Bloody Mary's (muy pronto, toda su discografía para descargar gratuitamente también). Tengo que agradecerles su colaboración a todas las personas que hicieron posible, de una u otra manera, que El infinito puesto en pie se grabara. Ya hace 6 años de ello y, aunque a día de hoy habría hecho algunas cosas de diferente manera, creo que es un buen cd. Espero sus comentarios. La portada es obra del siempre talentoso Jordi Pastor .

Maneki Micko

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El "maneki neko" (o "gato que llama") es una figura de un gato con una pata en alto que se puede encontrar en la entrada de la mayoría de establecimientos japoneses para conjurar buena suerte para el negocio. Si la extremidad levantada es la derecha, se supone que atrae el dinero; por el contrario, si es la izquierda, personas. Los hay de muchos tamaños, materiales más o menos nobles, precios y estéticas, y, desde la llegada de los tiempos modernos, suelen tener la pata móvil, tanto que asusta pensar que te puede pegar un arañazo de padre y muy señor mío. Les dejo con el también famoso "Maneki Micko" en esta foto que la pedí a Shizuka que sacara durante nuestra breve excursión a Chichibu. Y termino, a modo de curiosidad, informándoles de que, según nuestros amigos nipones, el gato no hace miau , sino ña (nya), y que esta voz puede utilizarse para referirse al mismísimo acto sexual (a todos, me refiero). Ña.

Los tres cerditos

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Cuando entré en esta bonita tienda de recuerdos de Ikaho, los muñecos estaban dispuestos formando tres parejas mixtas vestidas de boda. Pero, no se preocupen, ya me encargué yo de arreglar la situación dándole un nuevo enfoque. Ya saben, ir fabricando pequeños detalles que percibe el subconsciente para ir cambiando el mundo. Les diré, incluso, que los 3 cerditos, a quienes la vida les debía de parecer un cuento, daban la impresión de sonreir todavía más.

¡Qué buenas son las hermanas ursuliiinaaas...!

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Lamentablemente, no se trata de una protesta infantil, sino que la imagen que ven es parte del protocolo a seguir en las excursiones escolares para evitar incidentes en la estación. Los pequeños nipones deben sentarse en formación, cual campo de coles, hasta un minuto antes de la llegada del tren, cuando, muy ordenadamente, se ponen en pie y se preparan para abordar el vehículo. Los profesores saben cómo cuidar perfectamente del rebaño, véanlos colocados estratégicamente para que no se les escape ninguno. En la foto no se ve, pero un empleado de la estación estaba bien pegado, por si las moscas.